Queridos lectores:
Os informo que, además de este blog, podéis consultar las publicaciones que voy haciendo en mi perfil de Academia.edu.
El enlace es el siguiente:
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¡Saludos a todos!
Alejandro Cañestro
miércoles, 15 de febrero de 2017
jueves, 7 de mayo de 2015
Nueva publicación
Queridos amigos lectores:
Me complace dirigirme a todos vosotros para trasladaros mi alegría porque mañana viernes 8 de mayo tendrá lugar la presentación de mi último libro, Amueblamiento y ajuares en la basílica de Nuestra Señora del Socorro (Aspe). Siglos XV-XX, que es el resultado de obtener el XI Premio de Investigación Histórica 'Manuel Cremades', que convoca anualmente el Excmo. Ayuntamiento de Aspe. Os dejo la invitación. Si alguien desea un ejemplar, puede dirigirse a mi correo electrónico y se lo mandaré (alejandrocdonoso@gmail.com).
lunes, 4 de mayo de 2015
Ramón Bergón: un platero eldense y su arte
Queridos amigos:
El pasado 24 de abril tuvo lugar la presentación de mi último trabajo, el libro titulado "Ramón Bergón: un platero eldense y su arte", editado por la Concejalía de Cultura y Patrimonio del Excmo. Ayuntamiento de Elda. Os dejo a continuación alguna fotografía y el texto que pronuncié en mi intervención. Si alguien desea un ejemplar, sólo tiene que enviarme un correo electrónico (alejandrocdonoso@gmail.com) y se lo enviaré encantado. Espero y deseo que sea de vuestro agrado.
Excma. Sra. Alcaldesa de Elda, Dª
Adela Pedrosa
Sr. Concejal de Cultura del
Ayuntamiento de Elda, D. José Francisco Mateos
D. Lorenzo Hernández Guardiola,
Doctor en Historia del Arte y académico de la Real Academia de Bellas Artes de
San Carlos, autor asimismo del prólogo
Miembros de la Corporación Municipal
Representantes de entidades
culturales, festeras y sociales
Amigos, amigas: muy buenas tardes.
Aquellos que
vinieron hace hoy un año a la presentación del libro El tesoro de la iglesia de Santa Ana, de Elda, a través del inventario
de 1817 recordarán que inicié mi intervención con la siguiente fórmula: Annuntio vobis gaudium magnum, que son
las palabras que pronuncia el cardenal protodiácono una vez que el colegio
cardenalicio ha elegido un nuevo pontífice para la Iglesia, un nuevo obispo
para Roma y un nuevo sucesor del apóstol Pedro. Esas palabras, que vienen a
significar Os anuncio la gran noticia,
encajan muy bien esta tarde porque, ciertamente, es una gran noticia que nos
encontremos todos aquí reunidos para presentar una hoja más, otro capítulo de
la historia de Elda, de sus tradiciones, de esas cosas que la ciudad guarda
como oro en prenda. Y es que, en efecto, con la edición de este libro y la
investigación que lo ha precedido se ha podido salvaguardar una parcela más de
la memoria histórica de Elda, de sus gentes, de sus actividades económicas, de
su discurrir por el tiempo.
Todo empezó
de una forma casual: al estudiar la custodia de asiento de la iglesia de San
Pedro Apóstol de Novelda, pudo observarse que ella guardaba muchos paralelismos
con la de la catedral de Murcia, obra de un platero valenciano llamado Ramón
Bergón. Tras el vaciado de los archivos noveldenses, una noticia inesperada
llegó: Ramón Bergón había hecho efectivamente esa custodia para Novelda y,
además, era eldense según él mismo declaró en el contrato que suscribió con los
capitulares de la iglesia de San Pedro Apóstol. Evidentemente, la alegría fue
grande y las llamadas a Gabriel Segura y Ramón González Amat no se hicieron esperar:
tenía en mis manos una pieza de orfebrería hecha por un eldense allá por 1792.
La respuesta de ambos fue meridiana al señalar que era un gran hallazgo y que en
Elda no se sabía nada al respecto. Pronto hablé con José Francisco Mateos y le
propuse investigar la figura del orfebre Ramón Bergón, autor, al menos de dos
de las piezas más exquisitas del arte del último tercio del siglo XVIII de toda
la zona. El concejal aprobó la idea y la hizo suya, financiando un viaje a
Valencia para poder localizar cuanta información fuera posible en los archivos
que cobijan la documentación del antiguo Gremio de Plateros. Allí se pudieron
encontrar muchos documentos, desde su partida de matrimonio con la valenciana
Ignacia Velasco, su examen de maestría, los nombramientos como juez contador o
visitador y un largo etcétera. Pero no todo quedó ahí: Ramón e Ignacia tuvieron
un hijo varón al que también llamaron Ramón, quien asimismo fue platero. O sea,
que la tradición que había iniciado su padre tuvo continuidad con su hijo y su
nieto. De todos ellos se ha podido recuperar la documentación existente
relativa al desempeño de su actividad profesional, especialmente la parte del
examen de maestría, y otros aspectos de índole más personal como un supuesto
fraude que hizo Ramón Bergón hijo a unos compradores al venderles unos
pendientes de metal de poca calidad como si fueran de plata de ley. Como ven,
el raterío no sólo ha sido cosa del siglo XXI.
Los archivos
de Valencia mostraron muchos datos acerca de esta dinastía de plateros de
finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX. Sin embargo, faltaba otro dato
fundamental: ¿dónde y cuándo había nacido Ramón Bergón? ¿Quiénes fueron sus
padres? Pues bien, en los archivos de Orihuela se pudo encontrar la partida de
bautismo que se reproduce en el libro, igual que el resto de documentación,
oportunamente interpretada para el avezado lector y aquel que desee conocer
algo sobre sus paisanos en tiempos lejanos y la actividad que ellos
desempeñaron. Sin embargo, la investigación no quedaba ahí pues faltaba el
análisis y la valoración de las obras de arte que los Bergón ejecutaron aunque
conviene señalar que, hasta la fecha, tan sólo se han podido documentar las
piezas que hiciera Ramón Bergón padre para la catedral de Murcia a partir de
1781 y esa custodia para Novelda unos años más tarde. Además de esas dos
custodias, que se ven analizadas y estudiadas en toda su dimensión en este
libro por vez primera, se ha encontrado información acerca de una corona que
hizo para la Virgen de la Fuensanta de Murcia así como algunos objetos del
ajuar catedralicio murciano y el tabernáculo de plata sólo proyectado y no
realizado con destino al presbiterio de la Santa Iglesia Catedral de Murcia,
todo un patrimonio que no se ha conservado. Sin embargo, esas pocas obras han
sido suficientes para revelar que Elda fue la cuna de uno de los mejores
orfebres del siglo XVIII de toda la región valenciana, pues esas custodias
conservadas son elocuente testimonio de su buenhacer y su exquisitez tanto en
la labra del oro y la plata como en el engaste de las piedras preciosas. La
concepción culta de ambas obras de arte denota asimismo la genialidad del
maestro y de la tradición platera de Elda, pues en las páginas del libro se
analiza también el panorama de los plateros que nacen en Elda o que llegan a
estas tierras para trabajar en una obra concreta, caso del oriolano Antonio
Martínez a quien se le requiere a finales del siglo XVIII para que ejecute las
lámparas de plata de la capilla de la Virgen de la Salud.
Puede
decirse, en definitiva, que este libro ha pretendido, y quizá lo ha conseguido,
establecer el estado de la cuestión de los estudios de orfebrería en la
provincia de Alicante en general y en la ciudad de Elda en particular,
mostrando datos inéditos acerca de un buen número de plateros bien eldenses
bien foráneos que arriban a Elda para acometer algún trabajo, además de trazar
una sucinta relación por las piezas de orfebrería más emblemáticas del tesoro
de la iglesia de Santa Ana. Ese sería el primer gran capítulo del libro,
completado con todos los datos biográficos y vitales de Ramón Bergón, de su
hijo, de su nieto y de su hermano José, otro platero que en este caso se ha
localizado viviendo y desempeñando su oficio en la vecina Novelda. El segundo
bloque del libro es el estudio de las obras de arte que Ramón Bergón padre
llevó a cabo, analizadas con pormenorización y comparadas con otras custodias
contemporáneas, contemplando además la obra perdida pero conocida a través de
las fuentes documentales.
No obstante
ello, y antes de finalizar, conviene hacer constar que este libro no es sino un
fruto de múltiples intenciones, de muchas personas que han aportado datos, de
instituciones que han querido apoyar la idea. Pero, sobre todo, es la lógica
consecuencia de la decidida apuesta por la historia y la memoria de la ciudad
por parte del Ayuntamiento de Elda, específicamente de las Concejalías de
Cultura, Fiestas, Comercio y Participación Ciudadana que han asumido el coste
de la edición junto a la encomiable colaboración de la Cofradía de los Santos
Patronos de Elda, siempre velando por su patrimonio y su historia, y del Centro
de Estudios Locales del Vinalopó. A sus representantes muestro mi más profunda
gratitud, de todo corazón, por haber creído en el proyecto y haber confiado en
mí para llevarlo a cabo. Por último, quiero agradecer la presencia esta tarde
de la Sra. Alcaldesa, Dª Adela Pedrosa, pues deben saber que en siglos pasados
era el propio alcalde quien nombraba el día de Nochebuena al Fiel Contraste, es
decir, al platero encargado de garantizar que la plata que se trabajaba en una
determinada localidad cumplía con la legislación vigente al respecto. Agradezco
asimismo de corazón al Dr. Lorenzo Hernández Guardiola que haya prologado el
libro y esta tarde se haya desplazado a Elda para participar de esta
presentación.
Muchos son
los amigos que han colaborado, cuyo nombre aparece en el listado de
agradecimientos, si bien este libro está dedicado, y así figura en sus primeras
páginas, a mis amigos de Elda, por su apoyo y amistad. A todos ellos, pues, y a
todos ustedes que han venido esta tarde a acompañarnos, mi agradecimiento
personal. Espero que disfruten con la lectura del libro y conozcan otra página
más de las muchas páginas de oro que encierra la historia de Elda. Disfruten
recreándose en las espléndidas obras de arte, de plata, de oro y piedras
preciosas, de diamantes, de perlas, de zafiros y rubíes: todo lo hizo un
paisano suyo. Hagánme caso y disfruten: si lo consigo, me sentiré más
satisfecho de lo que me siento. Muchas gracias.
martes, 3 de febrero de 2015
Otra custodia neoclásica: la de Aspe
Estimados amigos lectores:
Disculpad que haya tenido este blog tan abandonado pero la acumulación de trabajo e investigaciones ha provocado que no haya podido atender esta página como os merecéis. Hoy os quiero comunicar que en el mes de septiembre de 2014 resultamos vencedores Nuria Guilabert y yo del XI Premio de Investigación Histórica "Manuel Cremades", convocado por el Ayuntamiento de Aspe y el Instituto Alicantino de Cultura. Nuestro trabajo consistió en un estudio del amueblamiento y los ajuares de la basílica de Nuestra Señora del Socorro de Aspe en un periodo de tiempo que abarcaba desde el siglo XV, momento en que datan las piezas más antiguas de platería -unas crismeras-, hasta el siglo XX. A finales del mes de marzo saldrá publicado el libro con el trabajo. Mientras tanto, os dejo el epígrafe relativo a la custodia y unas cuantas fotos, todas ellas de Nuria Guilabert.
La referencia bibliográfica es A. CAÑESTRO DONOSO y N. GUILABERT FERNÁNDEZ, Amueblamiento y ajuares en la basílica de Nuestra Señora del Socorro (Aspe). Siglos XV-XX. Alicante: Instituto Alicantino de Cultura, 2015, pp. 82-84.
"Sin duda, la pieza que más
acusó las reformas planteadas en ese Concilio de Trento fue la custodia, por lo
que puede decirse que a raíz de la Contrarreforma se produjo un verdadero boom artístico de estas piezas tan
singulares. En esta iglesia de Aspe subsiste un magnífico ejemplar neoclásico
fechado en 1790,
del cual se desconoce el artífice si bien en la transición del nudo al viril
aparece el punzón de Madrid, concretamente la variante de la Corte, y un 90 que
hace alusión a su fecha de ejecución y al centro u obrador artístico al que
pertenecía el platero en cuestión, fecha que asimismo se ratifica en la
inscripción que presenta la custodia, que es la siguiente:
EL
EX.MO S.OR D.N VIZ.TE OSORIO MARQ.S
Đ ASTORGA
CONĐ
Đ ALTAMIRA DUQ.UE Đ MAQUEDA
DIO
ESTA CUSTODIA ALA YG.A Đ SU V.A Đ AXPE
AÑO
Đ 1790
En cuanto
a la tipología de la misma, se trata de una custodia de tipo sol. En estos momentos, la traza
del sol, símbolo de Cristo como luz y sol de justicia, comienza a transformarse
en una gloria de nubes y querubines, a la manera de apoteosis o triunfo del
Sacramento, similar a los transparentes y a las pinturas contemporáneas del
Barroco decorativo, llegando a su culminación a lo largo del siglo XVIII[1].
Luce
viril circular con marco adornado por racimos de vid y espigas de trigo en
alusión al sacramento de la Eucaristía y al mismo carácter intrínseco de la
custodia, todo ello envuelto en un cerco de ráfaga con rayos asimétricos
biselados donde reposan ocho querubines, coronado por una cruz sencilla. El sol
descansa sobre un cáliz de astil troncocónico invertido y nudo cubierto por
querubines donde aparece la inscripción del Duque de Maqueda. El pie presenta
forma ovalada y escalonada en altura por medio de molduras rematadas con perlas
y palmetas, repertorios típicamente neoclásicos. Sobre ella se encuentran dos
ángeles extremadamente bellos portadores
del motivo principal, trigo y vid, y en la parte delantera el Cordero
Místico sobre el Libro de los siete sellos.
En cuanto a su autoría, resulta
difícil atisbar cualquier hipótesis al respecto si bien el sol sí presenta
ciertas semejanzas con obras contemporáneas, sobre todo con los soles de las
custodias que hiciera el platero eldense Ramón Bergón tanto para la catedral de
Murcia como para la iglesia de San Pedro (Novelda), con proliferación de
cúmulos de nubes algodonosas y cabecitas de querubines. Sin embargo, no se ha
podido constatar que este platero tuviera relación alguna con la Corte o ese
ámbito. Lo que sí parece claro es que esta custodia no salió de los talleres de la Real Fábrica de Platería de Antonio
Martínez. Es más, podría incluso relacionarse, a pesar de la carencia de
punzones personales, con las obras de Cayetano Pisarello, platero que trabaja
en la Corte y cuyas obras presentan una clara influencia italiana,
específicamente la custodia que labra en 1777 para la iglesia madrileña de San
Ginés que presenta unos ángeles en el nudo que son similares a los de esta
custodia de Aspe[2],
por lo que podría pensarse que, si bien no puede decirse que sea obra segura de
Pisarello, el artífice de esta espléndida custodia conocía muy bien las líneas
italianas y, más en concreto, esa obra madrileña que incorpora dos escultóricos
ángeles, de alta calidad y belleza, y que, sin duda, parecen predecir o, si se
quiere, adelantar, lo que cristalizará la custodia de Aspe".
[1] Mª C. HEREDIA MORENO, “De arte
y de devociones eucarísticas: las custodias portátiles”, en J. RIVAS CARMONA
(coor.), Estudios de Platería. San Eloy
2002. Murcia, 2002, pp. 163-181.
[2] J. M. CRUZ VALDOVINOS, Valor
y lucimiento. Platería en la comunidad de Madrid. Madrid, 2004, pp.
172-173.
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