miércoles, 23 de julio de 2008

Algunas consideraciones sobre la platería en Elche



Estimados amigos:

Hago un pequeño paréntesis en la serie sobre "El ornamento litúrgico" para insertaros el texto del artículo que me acaban de publicar en la revista "El Salt", perteneciente al Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. Tiene varias imágenes, pero no puedo insertarlas aquí todas. Si alguien quiere una copia del artículo, que me lo indique por e-mail (alejandrocdonoso@gmail.com) y le mandaré copia de la revista. Espero que os guste.

"La ciudad de Elche en el ámbito de la platería siempre ha pasado desapercibida. Solamente se han hecho incursiones en algunas exposiciones relevantes, caso de las auspiciadas por la Fundación La Luz de las Imágenes en Orihuela y Alicante, donde se pudo ver ciertas piezas destacadas del ajuar litúrgico ilicitano, estudiadas por los profesores de la Universidad de Murcia Manuel Pérez Sánchez y Concepción de la Peña Velasco, entre otros. Este breve artículo pretende poner de manifiesto la realidad en cuanto a platería de Elche se refiere a la luz de las últimas investigaciones y publicaciones.

Sería bueno empezar por sus protagonistas: los artífices de la plata. Del siglo XVII al siglo XIX tenemos contabilizadas cerca de treinta familias ilicitanas cuya totalidad de sus miembros masculinos eran maestros del noble arte de la plata. Muchos de ellos realizaron piezas para la propia ciudad, aun conservadas, y algunos otros llegaron a desempeñar cargos verdaderamente importantes, como Francisco Galbis, que fue Maestro Platero de la Parroquia del Salvador de Elche en los años 30 del siglo XIX. Pero llegar a ser Maestro de Plata del Reino no era tarea fácil: los aspirantes a tal grado debían examinarse, así lo constituían las Ordenanzas del Gremio, en el Colegio de Plateros que se encontraba en Valencia. Los plateros debían dibujar una pieza en un tiempo determinado, pieza que, por otra parte, labrarían en plata para obtener el grado de Maestro de Plata del Reino de Valencia. También hubo Maestros de Oro, pero son menos numerosos. Gracias a la inestimable colaboración del profesor Francisco Cots Morató hemos tenido acceso a los dibujos de los plateros, e incluso a todos sus datos biográficos, conservados en el Archivo Histórico Municipal de Valencia.

Los exámenes ciertamente son variopintos: desde las recurrentes cucharas o cubiertos hasta complicados cálices y copones, pasando por toda una suerte de joyas (sortijas, pendientes, broches,...). Debían demostrar que estaban capacitados, tras un tiempo determinado en casa de un Maestro, para desempeñar la noble tarea de elaborar piezas de orfebrería. Sagas como los Galbis, los Silvestre o los Barco harán que el Elche del siglo XVIII y XIX sea todo un referente en el sector de la orfebrería. Porque siempre se había dicho que Elche carecía de la importancia que otras poblaciones, caso de Orihuela o la propia Valencia, sí tenían.

Es fundamental la marca en los objetos de platería: ello, además de evidenciar que la plata cumplía con la legislación vigente y era “de ley”, nos ayuda a situar la obra dentro de la producción de un platero determinado, en una época determinada. Elche, pues, debió tener marca propia de localidad, aun sin encontrar, todo un hito en el ámbito de la platería. Si tan importante era la marca de localidad, también relevante era la figura del Fiel Contraste o Marcador, ejemplificado todo ello en la persona de Juan Silvestre (primer tercio del siglo XVIII), pues constituía el verdadero garante de que el material trabajado estaba dentro de la legalidad y no violaba aquellos decretos regios que venían a dar cumplida respuesta a las leyes. Unas leyes que, por otra parte, serán diferentes según la época, pues en momentos de bonanza económica la parte proporcional de plata era casi el 100% mientras que la aleación de cobre constituía su parte mínima. Pero en épocas de crisis, la plata se rebajaba y así se obtenían objetos, evidentemente de plata, pero de calidad inferior.

Analizando bien la situación, Elche cuenta con un vastísimo patrimonio de orfebrería. Todas las imágenes religiosas, especialmente la de la Patrona, la Virgen de la Asunción, tienen un amplio ajuar: desde las coronas, siempre ejecutadas en metales nobles, pasando por toda una serie de anillos y diferentes joyas que proceden de donaciones, hasta rosarios, cetros y otros elementos, sin contar con el ingente patrimonio de textiles (mantos, capas, sayas, túnicas, escapularios,...). Por tanto, la orfebrería se circunscribe mayoritariamente al ámbito religioso. Además de las imágenes, la propia liturgia se nutre de objetos de plata: candeleros, cálices, portapaces (en otras épocas, puesto que su uso hoy día es prácticamente obsoleto), cruces parroquiales, patenas,... Todo se reviste de oro y plata para transportar al fiel hacia un mundo celestial. Esta afirmación, que puede ser tomada a la ligera, tiene toda una teoría detrás: desde los estudios del abad Suger sobre la Estética de la Luz hasta la muy importante aportación de Santo Tomás de Aquino, ponen de manifiesto que el fiel se deja atrapar por los brillos resultantes de la incidencia de la luz en los objetos religiosos y se sume en una introspección mística que lo lleva a lo que se tuvo a bien denominar en las Sagradas Escrituras la Jerusalén Celestial, preconizada por San Juan en su ya conocido Apocalipsis. Por su parte, las procesiones y sus comitivas también debían ir provistas de objetos de platería: cruces procesionales, estandartes, mazas de presidencia, los propios tronos, las Custodias para la festividad del Corpus Christi,... Como vemos, el ajuar litúrgico y religioso era tan extenso que apenas podemos nombrar las piezas.

Todos estos objetos debían hacerlos los plateros ilicitanos, aunque bien es cierto que a menudo se recurría a artífices de poblaciones vecinas o incluso más allá de nuestras fronteras nacionales. Tal es el caso de la ciudad de Orihuela, cuyos plateros tienen numerosas obras en Elche: Gregorio Caubote, José Martínez Pacheco, Fernando Martínez y un sinfín de nombres de artífices que contribuyeron a aumentar el patrimonio.

Llegados a este punto se hace necesario concienciar a la población de que estas piezas necesitan ser puestas en valor de manera inmediata. Gracias a iniciativas como el futuro Museo de la Virgen de la Asunción, sito en las inmediaciones de la Basílica de Santa María, en pleno epicentro de Elche, se podrán contemplar y admirar con detenimiento ciertas piezas de los ajuares. Sin embargo, hay piezas que sólo podemos conocer a través de fotografías bien por haber desaparecido o bien por limitar su uso: tal es el caso de la Custodia procesional utilizada en el Corpus Christi, adquirida en 1898, de estirpe goticista. Además de esa Custodia, la Basílica de Santa María cuenta con una magnífica Custodia-Arqueta, que fue estudiada por el profesor Manuel Pérez Sánchez, y una Custodia de la casa Meneses, en cuyo astil figura un ángel. Han sido, por tanto, varios los estudiosos que se han acercado al patrimonio de orfebrería ilicitano. Actualmente hay abiertas varias líneas de investigación en Elche para estudiar lo que fueron denominadas como “Artes Decorativas”: orfebrería, textiles, vidrieras, mosaicos, esmaltes,... Estas Artes, cuya consideración y aprecio fue aumentando sobre todo a partir de la década de los 70 del siglo pasado, han dejado de ser una coletilla en los manuales de Historia del Arte y ya tienen sus propios estudios y publicaciones.

Para concluir, siguiendo las palabras del profesor Rivas Carmona, es necesario señalar que es absurdo negar la significación y relevancia de las artes decorativas y suntuarias y hoy cada vez más se tiende a darle mayor protagonismo aunque éste sobre todo se conceda a la platería. Los mencionados estudios de platería están poniendo de relieve el interés y valor artístico de sus manifestaciones más relevantes en Elche"

Cañestro Donoso, A., "Algunas consideraciones sobre la platería en Elche", en El Salt. Revista del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, nº 15, verano de 2008, pp. 28-29


1 comentario:

Juanan dijo...

Enhorabuena por tu blog, también utilísimo para profesores de religión. Elche es una ciudad con verdaderas joyas, artísticas y personales... Lo dice alguien que aún tiene fresca en la retina y el oído la última representación del Misteri y la celebración de la Nit de l'Albá.
Gracias por ayudarnos a comprender mejor el bello patrimonio que se nos ha legado.
Un abrazo desde Alicante.