miércoles, 25 de septiembre de 2013

Platería con iconografía de la Pasión

Estimados lectores:

Muchas son las piezas de orfebrería que incorporan, en alguna de sus partes, alguna alusión a la Pasión de Cristo, bien por estar éstas vinculadas con los oficios religiosos de dicho momento litúrgico o bien simplemente por acoger alguna reliquia. En la iglesia de la Inmaculada Concepción de Torrevieja subsisten dos bellas piezas, contemporáneas, posiblemente de taller valenciano, que presentan los improperios o Armae Christi, es decir, representaciones esquemáticas y abstractas de la Pasión. Aquí os dejo las fichas que elaboré del relicario del Lignum Crucis y de un cáliz para la exposición "Torrevieja bajo tu manto", celebrada en diciembre del año 2009.

RELICARIO




Es costumbre que las iglesias sean el contenedor de bellas obras de arte, entre las que ocupan lugares preferentes las colecciones de relicarios, dada su gran importancia y el auge conocido a partir de la Contrarreforma. De entre todos los relicarios eran especialmente apreciados aquellos que contenían fragmentos o pequeñas astillas de la Vera Cruz donde fue crucificado Cristo, reliquias que por otra parte le conferían un carácter muy místico al recinto y que eran mostradas públicamente a la feligresía en determinadas ocasiones muy solemnes y en celebraciones destacadas.
            A la devoción por las reliquias se suma, en este caso muy posiblemente la acción ilustrada y generosa del Obispo Tormo, pues bajo su obispado se erigió  la parroquia de la Inmaculada Concepción de Torrevieja. Este relicario, quizá salido de los talleres del valenciano Fernando Martínez, es una de las grandes piezas que contiene dicha parroquial no sólo por el bello envoltorio en plata y plata sobredorada sino también por el tesoro que tan noble material encierra. Es susceptible pensar que fuera el mismo Tormo quien donase esta pieza a una iglesia recién consagrada como muestra de su magnanimidad como Prelado de la Diócesis de Orihuela, queriendo dejar una huella indeleble en los torrevejenses y así demostrar su amor por la Patrona.
            Este relicario tiene una pestaña mixtilínea que aparece adornada por cuatro improperios o armae Christi, de forma similar a piezas coetáneas encontradas en la iglesia de la Asunción de Albaida (Arzobispado de Valencia), la iglesia de San Juan de Alicante o la iglesia de San Juan Bautista de Cox, también regaladas por Tormo. Así pues, entre medallones laureados se incluyen los motivos de la vestidura de Jesús, la corona de espinas y tres clavos, el juego de aguamanil y un martillo y unas tenazas. Unas hojas de acanto sirven de transición entre la base y el astil de esta cruz-relicario, cuyo nudo rotundo se compone de una forma troncopiramidal invertida acanalada, que sirve para dar paso a la parte protagonista de la pieza, también exquisitamente adornada con otros improperios, caso de la bolsa de monedas de Judas, tres dados, la mano de la bofetada en casa de Caifás, la columna con los azotes, todos ellos alusivos como puede comprenderse a la Pasión de Jesús. En esta pieza están íntimamente ligados tanto la configuración de la cruz –elemento pasional por excelencia– como los motivos decorativos.
            Desde el cuadrón central, contenedor de las mencionadas y preciadas reliquias, parten ráfagas de rayos de perfil biselado de diverso tamaño, así como formas aveneradas que hacen la transición hacia los cuatro brazos, que se ven rematados por ornamentación vegetal, haciendo de esta pieza una de las más interesantes de la colección de platería de la iglesia de la Inmaculada Concepción.

CÁLIZ

También posiblemente labrado en el taller de Martínez hacia 1785 es este cáliz de gran personalidad, que tiene sus gemelos en otras poblaciones de las Diócesis orcelitana y valenciana, asimismo regalo como se comentaba del condescendiente Obispo Tormo, quien pudiera haber utilizado esta pieza de platería en las ceremonias solemnes de Consagración de la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción de Torrevieja. Su momento de creación es algo complicado, pues el último tercio del siglo XVIII se caracterizará por la renovación artística y la adopción de los repertorios neoclásicos, sin dejar de lado elementos barrocos, como ocurre en este cáliz.
            A pesar de carecer de marcas o punzones, puede ser atribuido a Martínez por las concomitancias vistas con otras piezas como el cáliz de las parroquias de San Lorenzo (Busot), Santiago (Orihuela) o San Juan Bautista (Cox).
            Es de destacar la cuidada y escogida iconografía, pues en la subcopa, en el nudo y en el pie, cobijados en medallones clasicistas, aparecen los improperios que van narrando la Pasión de Cristo. Tales motivos decorativos inducen a pensar que la pieza de platería fue pensada para ser utilizada en las solemnes ceremonias que tenían lugar en la tarde Jueves Santo. A este repertorio ornamental se suma la presencia de una representación de la Inmaculada y un escudo heráldico, que probablemente remita a su donante.
 

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