Muchas son las piezas de orfebrería que incorporan, en alguna de sus partes, alguna alusión a la Pasión de Cristo, bien por estar éstas vinculadas con los oficios religiosos de dicho momento litúrgico o bien simplemente por acoger alguna reliquia. En la iglesia de la Inmaculada Concepción de Torrevieja subsisten dos bellas piezas, contemporáneas, posiblemente de taller valenciano, que presentan los improperios o Armae Christi, es decir, representaciones esquemáticas y abstractas de la Pasión. Aquí os dejo las fichas que elaboré del relicario del Lignum Crucis y de un cáliz para la exposición "Torrevieja bajo tu manto", celebrada en diciembre del año 2009.
RELICARIO
Es costumbre que
las iglesias sean el contenedor de bellas obras de arte, entre las que ocupan
lugares preferentes las colecciones de relicarios, dada su gran importancia y
el auge conocido a partir de la
Contrarreforma. De entre todos los
relicarios eran especialmente apreciados aquellos que contenían fragmentos o
pequeñas astillas de la Vera Cruz
donde fue crucificado Cristo, reliquias que por otra parte le conferían un
carácter muy místico al recinto y que eran mostradas públicamente a la
feligresía en determinadas ocasiones muy solemnes y en celebraciones
destacadas.
A la devoción por las reliquias se
suma, en este caso muy posiblemente la acción ilustrada y generosa del Obispo
Tormo, pues bajo su obispado se erigió la parroquia de la Inmaculada Concepción
de Torrevieja. Este relicario, quizá salido de los talleres del valenciano
Fernando Martínez, es una de las grandes piezas que contiene dicha parroquial
no sólo por el bello envoltorio en plata y plata sobredorada sino también por
el tesoro que tan noble material encierra. Es susceptible pensar que fuera el
mismo Tormo quien donase esta pieza a una iglesia recién consagrada como
muestra de su magnanimidad como Prelado de la Diócesis de Orihuela,
queriendo dejar una huella indeleble en los torrevejenses y así demostrar su
amor por la Patrona.
Este relicario tiene una pestaña
mixtilínea que aparece adornada por cuatro improperios o armae Christi, de forma similar a piezas coetáneas encontradas en
la iglesia de la Asunción
de Albaida (Arzobispado de Valencia), la iglesia de San Juan de Alicante o la
iglesia de San Juan Bautista de Cox, también regaladas por Tormo. Así pues,
entre medallones laureados se incluyen los motivos de la vestidura de Jesús, la
corona de espinas y tres clavos, el juego de aguamanil y un martillo y unas
tenazas. Unas hojas de acanto sirven de transición entre la base y el astil de
esta cruz-relicario, cuyo nudo rotundo se compone de una forma troncopiramidal
invertida acanalada, que sirve para dar paso a la parte protagonista de la pieza,
también exquisitamente adornada con otros improperios, caso de la bolsa de
monedas de Judas, tres dados, la mano de la bofetada en casa de Caifás, la
columna con los azotes, todos ellos alusivos como puede comprenderse a la Pasión de Jesús. En esta pieza
están íntimamente ligados tanto la configuración de la cruz –elemento pasional
por excelencia– como los motivos decorativos.
Desde el cuadrón central, contenedor
de las mencionadas y preciadas reliquias, parten ráfagas de rayos de perfil
biselado de diverso tamaño, así como formas aveneradas que hacen la transición
hacia los cuatro brazos, que se ven rematados por ornamentación vegetal,
haciendo de esta pieza una de las más interesantes de la colección de platería
de la iglesia de la Inmaculada Concepción.
CÁLIZ
También
posiblemente labrado en el taller de Martínez hacia 1785 es este cáliz de gran
personalidad, que tiene sus gemelos en otras poblaciones de las Diócesis
orcelitana y valenciana, asimismo regalo como se comentaba del condescendiente
Obispo Tormo, quien pudiera haber utilizado esta pieza de platería en las
ceremonias solemnes de Consagración de la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción
de Torrevieja. Su momento de creación es algo complicado, pues el último tercio
del siglo XVIII se caracterizará por la renovación artística y la adopción de
los repertorios neoclásicos, sin dejar de lado elementos barrocos, como ocurre
en este cáliz.
A pesar de carecer de marcas o
punzones, puede ser atribuido a Martínez por las concomitancias vistas con
otras piezas como el cáliz de las parroquias de San Lorenzo (Busot), Santiago
(Orihuela) o San Juan Bautista (Cox).
Es de destacar la
cuidada y escogida iconografía, pues en la subcopa, en el nudo y en el pie,
cobijados en medallones clasicistas, aparecen los improperios que van narrando la Pasión de Cristo. Tales
motivos decorativos inducen a pensar que la pieza de platería fue pensada para
ser utilizada en las solemnes ceremonias que tenían lugar en la tarde Jueves
Santo. A este repertorio ornamental se suma la presencia de una representación
de la Inmaculada
y un escudo heráldico, que probablemente remita a su donante.
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