lunes, 7 de julio de 2008

El ornamento litúrgico. Parte II



Estimados amigos:

Estamos ya en periodo vacacional, pero eso no es óbice para que venga a esta nuestra página a hablar de los ornamentos litúrgicos. Antes de adentrarnos en todas las dimensiones de los mismos, cosa de la que nos ocuparemos en sucesivas entradas, me gustaría apuntar una especie de consideraciones generales sobre la indumentaria religiosa.

Se hace necesaria la consulta del libro de Francisco de Sousa Congosto, Introducción a la historia de la indumentaria en España (Ed. Istmo, 2007), más específicamente el apartado "La indumentaria litúrgica" (p. 415 y ss.). Dice nuestro autor que "la indumentaria litúrgica es hoy día bastante desconocida para gran parte de fieles y la casi totalidad de visitantes de museos en los que se conservan vestiduras eclesiásticas". Acertado comentario, pues el Concilio Vaticano II (1962-1965) suprimió ciertos ornamentos y ciertas piezas que formaban parte del riquísimo y variado ajuar litúrgico.

Podríamos señalar como función principal de la indumentaria litúrgica la dignificación del rito. La liturgia cristiana supone la cristalización permanente de unos acontecimientos que son sagrados para los fieles, y ello requiere por tanto que todos los objetos utilizados en dichos actos sean acordes a esas ocasiones. Así, la indumentaria de los eclesiásticos debe estar revestida con la magnificencia requerida para la celebración de los misterios de la fe. Esa riqueza en los ornamentos tiene un triple efecto: refleja el poder de Dios, el poder de la Iglesia y fascina a las masas.

También podemos distinguir cierta jerarquía en el uso de estas prendas. De esta forma, las prendas que usa el presbítero en la misa no son las mismas que usa el diácono.

Otro apartado interesante de esta indumentaria es su color. Desde el siglo IV al menos hasta el siglo IX, las vestiduras eclesiásticas eran de color blanco, a veces realzadas con bandas de color púrpura u oro. A partir del siglo XIII, la indumentaria emplea diferentes colores según las fechas del calendario litúrgico. Colores fundamentales: blanco (útilizado en la Navidad, Epifanía, Pascua, fiestas del Señor, fiestas marianas,...), rojo (propio de las fiestas en honor de mártires), verde (este color ocupa casi la mitad del año, el tiempo ordinario), morado (utilizado en Adviento y en Cuaresma), negro (Viernes Santo y funerales) y oro (puede usarse en sustitución a los otros colores, a excepción de las celebraciones que requieran morado o negro). En España será también utilizado el azul celeste. Otro color litúrgico es el rosa, empleado en el tercer domingo de Adviento y en el cuarto domingo de Cuaresma.

Por último, igual que había prendas según su rango, el color también patentiza tal jerarquía. Así, el blanco es exclusivo del Papa, el rojo del cardenal, el morado del obispo y el negro del presbítero.

Poco a poco vamos a ir introduciéndonos en este mundo tan desconocido de los textiles. En la próxima entrada, veremos el desarrollo de los ornamentos litúrgicos durante la Edad Media. Hoy os dejo con una casulla del siglo XVI.

Un saludo a todos



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