martes, 24 de septiembre de 2013

A propósito de dos cálices renacentistas

Estimados lectores:

Hoy quiero que conozcáis dos cálices renacentistas que fueron a la exposición "Caminos de Arte", auspiciada por la Fundación La Luz de las Imágenes (Alcoy, 2011), de los cuales tuve a mi cargo hacer su ficha, las cuales se publicaron oportunamente en el catáloco de dicha muestra.

CÁLIZ 1.
Autor desconocido.
Plata sobredorada.
23,5 x 15,5 cm.
Finales del siglo XVI.
Casa de Espiritualidad y pastoral Juvenil. Alcoy.
 





La Casa de Espiritualidad, que depende de una forma muy directa de la parroquia de San Roque y San Sebastián, conserva un interesante juego de cáliz y patena que quizá pudiera proceder de las compras que el sacerdote Cirilo Tormo realizara a la parroquia en la posguerra con el fin de volver a dotar a algunos templos alcoyanos del ajuar digno que desapareciera en tiempos de la contienda civil. Se trata de un bello ejemplar del siglo XVI, es decir, justo cuando se produce la transición entre el último repertorio renacentista y el primer manierismo, por lo que se fecha este cáliz hacia 1580, algo que se hace patente y notorio en el nudo ovoide alargado más estrecho por abajo que por arriba y en el tipo de decoración que presenta la superficie del cáliz, es decir, cintas planas entrelazadas que en el pie dejan tondos para albergar una determinada iconografía y en la depuración de la misma ornamentación, que queda circunscrita a unos ámbitos concretos de la pieza, siempre en clara deuda con los modelos conquenses, que se van asimilando desde los años centrales de la centuria en las tierras de Levante.
El resultado es un cáliz que reproduce uno de los modelos más conocidos de los últimos años del siglo XVI con pie circular escalonado en cuya moldura inferior se presentan cuatro tontos con representaciones de ciertos elementos de las Arma Christi, San José, la cruz sobre el monte Calvario y un escudo nobiliario con la inscripción I·DE·GALLAC·ME·FECIT·DOROTEA·BELLA, que corresponde a la familia Gallart, quizá propietaria primitiva o donante de este cáliz. La misma ornamentación va evolucionando y, en este caso, van introduciéndose determinados elementos que contribuyen a la configuración definitiva de esta tipología, especialmente por la tan abultada subcopa, cuya superficie queda articulada con cabezas de querubines con alas y otras representaciones florales y vegetales, y por la separación entre ésta y la acampanada copa mediante la crestería que remite a épocas más pretéritas. Además, otro elemento típicamente manierista es el gollete cilíndrico junto con los capiteles bulbosos a base de hojas de acanto.
La patena que la acompaña incorpora en su centro el dibujo a buril de una cruz vacía, en cuya zona inferior se aprecian las llamas, todo ello inscrito en un círculo.

CÁLIZ 2.
Anónimo de Tortosa.
Plata y plata sobredorada.
25 x 15 cm.
Segunda mitad del siglo XVI.
Iglesia parroquial de San Mauro y San Francisco. Alcoy.



Procedente de Tortosa, aunque no pueda atisbarse su artífice, es este cáliz conservado en la alcoyana parroquia de San Mauro y San Francisco, que puede datarse hacia 1555-60, con una serie de motivos decorativos que son el reflejo de los repertorios que adornan la arquitctura española de esa época, siempre inspirados en grabados que podrían proceder de Flandes o Italia, que abarca desde los gallones de tanto arraigo en el Quinientos hasta las formas geométricas de triángulos, óvalos y pequeñas esferas, lo que proporciona como resultado una decoración plana, sin llegar al mediorrelieve, algo que confirma la cronología de esta pieza.
Sin duda, se trata de un espléndido modelo de cáliz a caballo entre el Renacimiento pleno y el Manierismo, lejos ya de los postulados de la primera etapa renaciente. Introduce algunos elementos que se irán forjando a lo largo de la era manierista, como el gollete cilíndrico, motivo que surge en los años centrales del siglo XVI pero que no se verá consolidado hasta el final de la centuria y el Manierismo. La copa, la única parte sobredorada de la pieza, que aún tiene ecos del gótico más tardío por su forma tan acampanada, presenta una rosa articulada a base de gallones y crestería de gran belleza plástica. El cuello cóncavo da paso a un nudo ovoide de buena proporción aunque más estrecho en la base que en la zona superior, decorado con formas vegetales y lineales, que pueden ponerse en relacón con los repertorios de azulejos que circulan por España y muy especialmente por el Levante en estas fechas. Cóncavo es también el vástago que culmina el astil y que da paso a un gollete cilíndrico, cuya superficie también aparece enteramente ornamentada con idénticos motivos a los ya mencionados. El pie sigue las líneas de los cálices de los años centrales del siglo XVI, siempre en clara deuda con lo conquense, es decir, escalonado y articulado a través de dos molduras de carácter plano y pestaña. En definitiva, un modelo bien conocido y típico de las fechas comentadas.


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