Mis queridos lectores:
Lo suntuario cada vez adquiere mayor relevancia dentro de la disciplina de la Historia del Arte, y más concretamente de las Artes Decorativas, llegando a erigirse como una rama o especialidad muy propia de los estudios. Tal es así, que, al menos desde el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, estamos impulsando cada vez más los estudios sobre los temas suntuarios, que fueron dados de lado por los grandes especialistas e historiadores. Actualmente, este interés se ve correspondido en forma de publicaciones y otro tipo de iniciativas.
Hoy quiero hablaros sobre el Congreso Internacional de Imagen y Apariencia, que tendrá lugar del 19 al 21 de noviembre, en el Campus de La Merced (Murcia), y en el cual defenderé la comunicación "El Museo de Pusol y el reflejo de la burguesía ilicitana: objetivos y colecciones de una sociedad conservadora". En ella intento poner de manifesto los conocidos y logrados deseos de la nobleza del siglo XIX en Elche de adquirir piezas suntuarias para demostrar ostentación y superioridad social. Ello se ve perfectamente ejemplificado por dos grandes familias: los Tormo, en el casco urbano, y los Torregrosa, en el ámbito rural. Ambas familias se hicieron dotar de numerosos objetos suntuarios.
Me gustaría hoy profundizar en el caso de los Torregrosa, para lo cual voy a reproducir una parte de la comunicación, que será editada en las Actas del Congreso: "Si la familia Tormo era la abanderada del ámbito urbano en el siglo XIX, la casa de los Torregrosa era la que dominaba en el vasto entramado rural un siglo después. El doctor D. Casto Torregrosa, afamado médico ilicitano, mandó construir una ermita-oratorio, anexa a su propia residencia en el campo, y la llenó de todos los elementos necesarios para la liturgia: encargó varias imágenes, entre ellas una de la Virgen de la Asunción, Patrona de Elche, al imaginero murciano José Sánchez Lozano; a plateros de la zona encargó cálices, portapaces, candeleros, un sagrario, copones, atril,… Quiso demostrar su poder y su posición mediante la construcción de una pequeña iglesia y la dotación de la misma de objetos suntuarios".
Como veis, la imagen que adjunto es la que hiciera Sánchez Lozano a mediados del pasado siglo. La adjunto para que la conozcáis, porque es una capilla a la que no se accede con facilidad. Y como sois muchos los que me habíais pedido que la pusiera, aquí la tenéis. Es de tamaño un poco menor del natural y está vestida, a diferente forma que la Patrona, con una toca de lienzo en lugar de tisú de plata. El manto que luce es del siglo XIX y la corona a simple vista me pareció de plata y plata sobredorada. El altar que hay debajo del retablo tiene todas las piezas del ajuar litúrgico, aunque actualmente no hay culto. El Dr. Torregrosa se ha hecho instalar en la Capilla su despacho particular; no obstante, demos gracias, se conservan bastante bien las piezas.
Y hasta aquí llegamos hoy. Mañana más y mejor. Gracias a todos aquellos que entráis asiduamente a esta página web.
Lo suntuario cada vez adquiere mayor relevancia dentro de la disciplina de la Historia del Arte, y más concretamente de las Artes Decorativas, llegando a erigirse como una rama o especialidad muy propia de los estudios. Tal es así, que, al menos desde el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, estamos impulsando cada vez más los estudios sobre los temas suntuarios, que fueron dados de lado por los grandes especialistas e historiadores. Actualmente, este interés se ve correspondido en forma de publicaciones y otro tipo de iniciativas.
Hoy quiero hablaros sobre el Congreso Internacional de Imagen y Apariencia, que tendrá lugar del 19 al 21 de noviembre, en el Campus de La Merced (Murcia), y en el cual defenderé la comunicación "El Museo de Pusol y el reflejo de la burguesía ilicitana: objetivos y colecciones de una sociedad conservadora". En ella intento poner de manifesto los conocidos y logrados deseos de la nobleza del siglo XIX en Elche de adquirir piezas suntuarias para demostrar ostentación y superioridad social. Ello se ve perfectamente ejemplificado por dos grandes familias: los Tormo, en el casco urbano, y los Torregrosa, en el ámbito rural. Ambas familias se hicieron dotar de numerosos objetos suntuarios.
Me gustaría hoy profundizar en el caso de los Torregrosa, para lo cual voy a reproducir una parte de la comunicación, que será editada en las Actas del Congreso: "Si la familia Tormo era la abanderada del ámbito urbano en el siglo XIX, la casa de los Torregrosa era la que dominaba en el vasto entramado rural un siglo después. El doctor D. Casto Torregrosa, afamado médico ilicitano, mandó construir una ermita-oratorio, anexa a su propia residencia en el campo, y la llenó de todos los elementos necesarios para la liturgia: encargó varias imágenes, entre ellas una de la Virgen de la Asunción, Patrona de Elche, al imaginero murciano José Sánchez Lozano; a plateros de la zona encargó cálices, portapaces, candeleros, un sagrario, copones, atril,… Quiso demostrar su poder y su posición mediante la construcción de una pequeña iglesia y la dotación de la misma de objetos suntuarios".
Como veis, la imagen que adjunto es la que hiciera Sánchez Lozano a mediados del pasado siglo. La adjunto para que la conozcáis, porque es una capilla a la que no se accede con facilidad. Y como sois muchos los que me habíais pedido que la pusiera, aquí la tenéis. Es de tamaño un poco menor del natural y está vestida, a diferente forma que la Patrona, con una toca de lienzo en lugar de tisú de plata. El manto que luce es del siglo XIX y la corona a simple vista me pareció de plata y plata sobredorada. El altar que hay debajo del retablo tiene todas las piezas del ajuar litúrgico, aunque actualmente no hay culto. El Dr. Torregrosa se ha hecho instalar en la Capilla su despacho particular; no obstante, demos gracias, se conservan bastante bien las piezas.
Y hasta aquí llegamos hoy. Mañana más y mejor. Gracias a todos aquellos que entráis asiduamente a esta página web.
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