domingo, 24 de enero de 2010

Patrimonio y Guerra Civil

Mis queridos lectores:

Vuelvo de nuevo a retomar la actividad de este blog que hace algún tiempo que no actualizaba. Esta noche viajaré hacia Madrid para participar en el Congreso Internacional "Patrimonio, Guerra y Posguerra". He pedido tres días de asuntos propios en mi trabajo para poder acudir y aprovechar los tres días que dura el mencionado congreso. Además, el último día defenderé la comunicación "La Guerra Civil como punto de inflexión. Destrucción y recuperación del patrimonio en el Levante español: el caso de Elche".

Mi aportación la hago desde el punto de vista patrimonial, pues, según he comentado algunas ocasiones, la tarde del 20 de febrero de 1936, un grupo de incontrolados incendia los tres templos de la ciudad ilicitana (por este orden: San Juan, el Salvador y Santa María). La prensa del momento no proporciona nombres ni de los ideólogos, aunque en los archivos sí se han podido conocer los nombres y apellidos de, al menos, los instigadores y otras personas que fueron contra el patrimonio religioso.

Pero ello no queda ahí, pues una vez terminada la Guerra, la izquierda ilicitana pretende derribar los restos quemados de las tres iglesias y levantar escuelas y otros edificios de carácter público. Finalmente, impera la idea de devolver a Elche el cariz monumental que tuvo antes de iniciarse la contienda y se inicia un acelerado proceso de recuperación del patrimonio. A tal fin es creada la Junta Restauradora del Misterio de Elche y sus Templos con un doble objetivo: por un lado, la restauración del Misterio de Elche y, por otro, la regularización de la situación de los tres templos cristianos mencionados anteriormente. No obstante, no correrán la misma suerte los tres, pues tan sólo se aboga por la restauración de la iglesia principal (la Basílica de Santa María) por ser el estuche de dos elementos maravillosos: la Patrona, la Virgen de la Asunción, y ser el escenario del Misterio de Elche. Para los otros dos edificios se propone su reconstrucción, todo siempre supervisado por el arquitecto facultativo de la Diócesis, el ilicitano Antonio Serrano Peral.

Serrano, influido por las corrientes arquitectónicas autárquicas, proyectará unos templos ideales del Salvador y de San Juan, con bellas portadas neobarrocas, aunque todas las nuevas iglesias estarían provistas de un idóneo matiz barroco. Estos proyectos no constituyen hechos aislados en la España de la posguerra, pues en tales momentos no había en nuestro país un estilo arquitectónico bien definido y se tendía hacia los modelos artísticos de la España más brillante: el Renacimiento escurialense y el Barroco, signo de lo más típicamente hispánico.




Pero pronto, a causa de las necesidades económicas, esos proyectos tan elegantes se verán forzosamente transformados y sus líneas barrocas se convertirán en muros austeros, en los que dominan la sencillez y la geometría, tan presentes en la arquitectura de los años 40, en pleno Franquismo.

Pues bien, mi aportación a este Congreso, cuyas actas saldrán con posterioridad a su celebración, será precisamente dilucidar el panorama artístico y arquitectónico en la ciudad de Elche desde un doble punto de vista: por un lado, la destrucción del patrimonio religioso a causa del incendio y otras barbaries; pero, por otro lado, se contempla asimismo la recuperación del patrimonio a través de la restauración y la reconstrucción de los templos.

Aprovecho para comentaros que a inicios del mes de marzo tendrá lugar en Gibraltar el Congreso Internacional "María, signo de identidad de los pueblos cristianos. Religión, antropología, historia y arte". Os dejo el enlace para que le echéis un vistazo. De momento, he visto que participa nuestro buen amigo Roberto Domínguez, además de un servidor con una comunicación titulada "Consideraciones sobre la Reina del Empíreo. Adorno y boato en pro de la magnificencia mariana asuncionista en Elche".

Ya os contaré mi estancia por Madrid. Saludos a todos.

Alejandro


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