CAÑESTRO
DONOSO, A., “Gloria et ars: platería
y culto para la Virgen
de Monserrate”, Oleza. Orihuela,
2010, pp. 22-25. D. L. A-213-2010.
Gloria et ars: platería y culto para la Virgen de Monserrate de
Orihuela.
Alejandro
Cañestro Donoso
Licenciado
en Historia del Arte y Master en Patrimonio
En ocasiones resulta difícil poder
calibrar la totalidad de las aportaciones que el ajuar de una determinada imagen
de culto haya podido hacer a la comunidad artística, pues no en vano, muchos de
ellos, se hallan mermamos por diversas circunstancias y, en otros casos, dichos
ajuares no representan ni el momento artístico ni la calidad de las obras, si
se atiende a otros parámetros[i]. La Virgen de Monserrate,
Patrona de la ciudad de Orihuela, constituye un buen ejemplo de todo ello
partiendo de la secuencia histórica de sus ajuares, pues tales colecciones
patrimoniales reflejan una riqueza concreta, además de transmitir la
personalidad y la finalidad de sus donantes, cuando se trata de dádivas o
regalos hechos por altos eclesiásticos o miembros de la nobleza orcelitana más
destacada[ii]. La
imagen de la Virgen
representa en su significación e importante patrimonio artístico un testimonio
fundamental de la historia de Orihuela. De origen medieval[iii],
esta talla sigue la tipología que ya en épocas góticas se comenzó a utilizar,
pues continúa en pequeño tamaño, con el Niño en su mano izquierda y el ramo de
azucenas en su derecha. No obstante, tendrá su etapa de mayor esplendor durante
el momento barroco, auténtico cénit de todas las artes en el Levante español[iv],
donde quedará configurada definitivamente.
Podría decirse que la talla de la Virgen de Monserrate
arrastra tras de sí todo un complejo boato que, a simple vista, podría resultar
difícil de desentramar al ocupar muchas parcelas de las manifestaciones
artísticas. El presente texto se ocupará más concretamente de aquellas obras de
platería que adornan a la
Virgen. Es obligatorio comenzar por unas consideraciones
generales sobre la platería cultual, pues no siempre han tenido las piezas
argénteas la misma función ni ha habido la misma cantidad de obras de platería
dentro del ámbito de una iglesia. ¿Y por qué la plata para estos elementos de
culto? Sencillamente, porque a través de la observación directa del metal se
podía entrar en contacto directo con la divinidad, es decir: con Dios. Además
de que se reclamaba tal noble soporte para contener las especies más sagradas para
un cristiano[v]. Según su función, puede
hacerse una triple distinción: la platería para el adorno del altar, la del
ornato de la imagen y la empleada en las procesiones. Lógicamente, el lugar más
sagrado del recinto eclesial, la zona del presbiterio, era donde más se
concentraba la ornamentación y en tal lugar la platería no podía quedarse al
margen. De esa forma, la plata concebida para el adorno del altar era la
candelería, el sagrario, el frontal de altar –en el caso que así fuera- y
lógicamente, la custodia o manifestador. De todas las custodias que el
Santuario de Monserrate hubo de tener a lo largo de los tiempos se conserva una
espléndida custodia del siglo XVII (ca. 1640), con proliferación de esmaltes y
formas acostilladas[vi], y otro ostensorio, pieza
más discreta, de la segunda mitad del siglo XX. Por su parte, la celebración de
la Misa exigió
el oportuno juego de cáliz con patena y cucharita[vii],
además de las correspondientes vinajeras con salvilla que incluían asimismo una
campanilla[viii].
Hay determinadas piezas del ajuar litúrgico que, debido a varias
circunstancias, se han ido perdiendo con el tiempo, como por ejemplo el
portapaz, una especie de pequeño retablito de plata que se daba a besar a los
fieles en el momento posterior a la Consagración[ix].
Otro tipo de platería sería el
concebido para las procesiones en las que se sacaba la imagen de la Virgen de Monserrate, de la
que tenemos un ejemplo en las andas que, en 1954, la valenciana casa José
Bonacho David ejecutase para la imagen.
No quedaría completo este breve
estudio introductorio al ajuar de platería de la Virgen de Monserrate, si no
se contemplase el importante capítulo de la orfebrería dedicada al adorno de la
imagen de culto. La Virgen ,
dada su tipología de imagen de vestir, se ha visto sumamente enriquecida por
muchas aportaciones procedentes de iniciativas particulares, en forma de joyas
de pecho, rostrillos, ramos y especialmente coronas. Dentro de esta última
tipología destacan la corona del siglo XVIII que actualmente luce la Virgen del Rosell de
Cartagena, cuya iconografía remite muy claramente a la Virgen de Monserrate
(montaña, sierra y campana), la corona imperial de diario procedente de los
talleres Orrico y la corona asimismo imperial, que los talleres valencianos de
José Bonacho David labraran en el año 1958. Con respecto a los rostrillos y los
ramos de la imagen, cabe mencionar el que fue regalado a la imagen por Ana Cano
Manuel, que incluye piedras preciosas y metales nobles. Su exquisito joyero,
donado por María Penalva, contiene un rico y variado repertorio de broches,
gemelos, alfileres, pulseras, rosarios, insignias militares y cadenas,
procedentes de otras donaciones, que acentúan aún más el carácter sagrado de la
imagen de la Virgen
de Monserrate.
En suma, con este artículo hay que
tener en cuenta las importantes aportaciones que los artistas plateros han ido
elaborando a lo largo de los tiempos para la Virgen de Monserrate, con piezas auténticamente
capitales, que en sí mismas constituyen verdaderos hitos dentro del arte de la
platería, siempre para mayor gloria de la Madre de Dios.
[i] Es
justo agradecer la confianza depositada en mí, así como su amabilidad y
gentileza, por Antonio Luis Galiano, verdadero motivo de la realización de este
breve estudio sobre el ajuar de la oriolana Virgen de Monserrate.
[ii]
Pueden citarse algunos ejemplos representativos, como las cruces pectorales
regaladas a la Virgen por los obispos de la Diócesis de Orihuela Félix Herrero
y Pedro Mª Cubero, que aún hoy constituyen dos de los bienes más preciados
dentro del ajuar de la mencionada imagen.
[iii] Los
diversos autores confirman que la primitiva Virgen debió ser “una talla de
transición del Románico al Gótico” y que muy posiblemente respondiese a las
necesidades cultuales y devocionales de aquellos primeros cristianos que
vinieron a poblar estas tierras durante la Reconquista (AA.VV., Arte e iconografía de Nuestra Señora de
Monserrate en la Diócesis de Orihuela. Orihuela, 2007, p. 26).
[iv] Este
auge de las producciones artísticas no se refiere únicamente a las tallas de
culto sino a todo lo que las rodea, como la platería, que en la centuria del
XVIII alcanza cotas verdaderamente inauditas hasta ese momento, con grandes
plateros en el Reino de Valencia y muy especialmente el obrador de la ciudad de
Orihuela, donde resuenan nombres de la categoría de la saga de los Martínez,
Ruvira o Caubote (AA.VV., El Barroco en
tierras alicantinas. Alicante, 1997, pp. 85-146). Con todo, aún quedando
pendiente por realizar el estudio sistemático que aglutine y dé cuenta de la
totalidad de las aportaciones del obrador oriolano al arte de la platería,
puede consultarse al respecto J. M. PENALVA y M. SIERRAS, Plateros en la Orihuela del siglo XVIII. Alicante. 2007.
[v] Este
aspecto ha sido estudiado por A. CAÑESTRO DONOSO, “Algunas consideraciones
sobre la platería de Elche”, El Salt,
nº 15, p. 29 También del mismo autor puede ampliarse la información en el texto
“Consideraciones sobre la platería barroca de la Concatedral de San Nicolás de
Alicante”, en J. RIVAS CARMONA (coor.), Estudios
de Platería. San Eloy 2009. Murcia, 2009, p. 207. Todo ello se pone en
relación directa con la calocagaxia platónica,
es decir, la posibilidad de expresar unos ideales de belleza, perfección o
divinidad a través del uso de diversos complementos (puede verse al respecto A.
CAÑESTRO DONOSO, “In gloriam et decorem”, Sóc
per a Elig. Elche, 2008, p. 153 y J. A. FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, La Virgen del Carmen. Arte, devoción y culto.
Murcia, 2008).
[vi] Se
indica que la custodia es del siglo XVIII (AA.VV., Arte e iconografía…, ob. cit., p. 160) aunque analizándola
formalmente se ven características del primer Barroco hispánico.
[vii]
Varios son los cálices que hoy día se conservan, destacándose tres ejemplares
de los denominados Cálices Limosneros,
inspirados en perfiles seiscentistas aunque cronológicamente fechados en el
XVIII, y otros dos cálices dieciochescos, uno de Gregorio Caubote, oriolano, y
otro que se podría adscribir al taller valenciano. Esto da idea de la varia
procedencia de la platería en un templo concreto, pues en ocasiones se prefiere
que la hechura de la obra de plata se encargue a algún artífice local, como el
caso de Caubote o Martínez Pacheco, y otras veces se elige un reputado obrador
de platería, caso del cordobés, el murciano o los más contemporáneos Orrico,
Meneses y David.
[viii] Se
conservan dos juegos de vinajeras y campanilla, uno del platero Comas y otro,
más reciente, de la casa Meneses.
[ix] Era
frecuente que en la hornacina central del portapaz se ubicase una representación
de la advocación del templo para que el que iba dirigido, algo que
perfectamente puede verse en el portapaz conservado en el Museo de Arte Sacro
de Orihuela, cuyo edículo principal alberga una imagen de la Virgen de
Monserrate. Otras piezas que ya no se utilizan en la celebración de la Misa son
las sacras, tres cartelas generalmente de plata que contenían el inicio del
Evangelio según San Juan, el texto del lavabo y el de la Consagración. El
platero murciano Senac labra en 1927 un bello juego de sacras que aún hoy día
se conserva. Un breve estudio sobre el patrimonio de platería de las iglesias
puede verse en A. CAÑESTRO DONOSO, “Antiguos ajuares de platería en las
iglesias de la provincia de Alicante”, El SALT, nº22. Alicante, 2010, pp. 28-31.
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