domingo, 20 de enero de 2008

Las posibilidades de la investigación en orfebrería

Estimados amigos que me leéis:

Ayer escribí un pequeño texto sobre los aspectos menos trabajados de la orfebrería, más concretamente del foco regional de Alicante. Pues bien, hoy toca hablar de las posibilidades de la investigación que concede la orfebrería.
Cuando uno estudia la Licenciatura de Historia del Arte, su vocación siempre -o casi siempre- va unida a un deseo de querer saber más, de profundizar sobre algún tema preferido o simplemente por curiosidad ahondar en un tema que vaya más lejos que lo visto en las clases. He tenido oportunidad de intercambiar pareceres con varios compañeros, y ellos tienen muy claro que no quieren investigar; es más, no sienten apenas curiosidad por intentar saber algún dato o alguna característica que no aparezca en libros.
Pero pasa también el caso contrario: sí hay gente que desea investigar. Claro, desean investigar sobre obras tan grandilocuentes y tan trabajadas como el divino Miguel Ángel (divino lo llamaba Giorgio Vasari en su famoso libro Vite de le piú excellenti architecti, scultori e pittori), o qué representa la Gioconda, o las Pirámides de Egipto y su simbología religiosa y funeraria... Estos temas, que están muy bien y son muy interesantes, pero quizá el historiador del arte en ciernes debe dejar a un lado sus pretensiones a alto nivel y centrarse en la realidad que le rodea.
Está claro que vivimos en un mundo lleno de competitividad y competencia -ciertas veces, desleal-, y también está claro que nos preceden decenas y decenas de generaciones enteras de historiadores del arte que ya se han dedicado a ponerle fecha y año a las obras de arte conocidas. Sin ir más lejos, en Elche, mi ciudad natal y ciudad de mis investigaciones, se ha pasado por alto muchas de las obras de arte conservadas. ¿Significa esto que nadie tiene interés en estudiar el patrimonio ilicitano? No creo que sea así.
Ahora bien, no sirve de nada que queramos investigar sobre un tema a todas luces trabajado, como puede ser la Capilla Sixtina, y estemos dando la espalda a todo un vasto inventario de bienes artísticos que, como aquél que dice, vemos todos los días y obviamos su presencia.
Tras esta larga perorata, quiero decir, y con esto concluye mi capítulo de hoy, y quiero animar a todas aquellas personas que se sientan atraídas por los imponentes reflejos del oro y la plata, a que investiguen, a que vacíen archivos en busca de ese legajo que ayude a resolver la cuestión, a que lean todo lo que se ha publicado acerca de una materia para ver si es posible darle otro enfoque justificado, a que vayan fuera de las fronteras de su investigación y localicen piezas similares y comparen,... a que apliquen, al fin y a la postre, lo que se ha estado estudiando los 5 años de la Licenciatura.

Mañana volveré con una entrada nueva. Título: lo tengo claro, La orfebrería en los museos. Hasta mañana, quien me lea.

Un saludo.

Alejandro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola estimado amigo. Me interesan mucho los temas tratados en este magnifico blog.Seguire de cerca sus investigaciones. Un saludo. Su nuevo admirador, Gunter.